El eclipse
Ha pasado el tiempo veloz y llega otro verano al norte, a los pueblos. No hace mucho; en una conferencia, en Bilbao, se dijo que, lo del verano y lo del pueblo era una mentira. Que la gente que tenía pueblo, venía a él porque no tenía dinero para irse más lejos, en avión y de hotel, a ver cosas extraordinarias, a probar comidas exóticas y no a comerle el jamón y el chorizo al pobre padre, y a tirar de su dinero y de su paciencia cargándole con los nietos. No es bueno presumir de lo que no se tiene, le podríamos haber rebatido al indigno conferenciante. A propósito, uno de tantos, metido en esa cadena misteriosa que tanto prolifera y que en fechas recientes ha sido denunciada por la Asociación de Consumidores de España. Podíamos situarle en el ejemplo de quienes no pudiendo se cargan de préstamos para ir de vacaciones por el mundo. Ese no es un modo grato, porque le vamos a recordar buena parte del año por lo que nos cuesta y no por lo que nos dio. Uno siempre viene a parar a los c