Hogar, dulce hogar
Además de creer o valorar en su justa medida los terribles inviernos que en estas altas tierras se vivieron, siempre he recordado, por haberlo vivido en carne propia, uno de los últimos tiempos, cuando la abuela, un poco perdida la cabeza, con aquel gracejo suyo que aun en las más adversas condiciones delataba, entonaba uno de sus romances preferidos. ESTE ARTÍCULO FORMA PARTE DEL LIBRO VER DOS VECES LAS COSAS FROILÁN DE LÓZAR, SEPTIEMBRE DE 2020 LECTURAS EN EL BLOG +DE 180 PUEDE SOLICITAR UN EJEMPLAR A TRAVÉS DE NUESTRO FORMULARIO DE CONTACTO