La despoblación mundial

"Que el mundo rural se quedará sin gente es una perogrullada", leo esta mañana en un blog. Quienes me siguen desde los primeros compases, saben lo que me impone ésta "perogrullada" de la despoblación.

Aunque ese plan de fijar población no sea el ideal de la mayoría, hay mucha gente preocupada por esa imparable sangría de este fenómeno, que ni siquiera se detiene en nuestro país, en las zonas rurales más desfavorecidas. Desde Portugal a Japón el estancamiento demográfico es tema de debate y preocupación, aunque quizás el más implacable se localice en la región rusa de Pskov.

En Cardoso de la Sierra, municipio de Guadalajara, otra víctima del éxodo en los años 70, sus habitantes también se quejan como lo hicimos nosotros hace años, como lo seguimos haciendo, de ser un pueblo olvidado al que se le pretende resarcir con la Declaración de Parque Natural y echa mano de la Caravana del amor para que crezca o, por lo menos, para que no decrezca.

Los de Hinojosa (Cuenca) también se aferraron a la misma receta y lo mismo hicieron varios municipios de Albacete y de Segovia.

En Teruel cien corredores participaron en una prueba para reivindicar la existencia de aquella provincia.

Ochenta y dos municipios granadinos se enfrentan al mismo drama, siendo "La Alpujarra" una de las comunidades más afectadas.

Cuando yo era niño había como un lema en el pueblo desde donde hoy pergeño estas letras, que venía a decirle a los jóvenes que buscaran con urgencia el porvenir en otro sitio, que debían estudiar para forjarse un futuro lejos.

Nadie habló de ser un poco más felices, ni de respirar más limpio, ni se recurrió a eso que ahora se impone de calidad de vida.

Ahora las soluciones que se apuntan son difíciles de llevar a la práctica, porque en un tiempo de crisis tan brutal como el que vivimos, parece una contradicción promover el turismo rural con tanto encono, o incentivar a ganaderos y agricultores para que sigan, cuando la población no arroja el número requerido por la administración para reparar las vías de comunicación que nos separan de la historia.


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