El ecoturismo como recurso

A lo largo de los últimos años, plasmado de un modo u otro en centenares de artículos remitidos a la prensa, he venido alertando como tantos otros cronistas, del declive, la despoblación y la muerte de muchos pueblos castellanos. Estadísticas recientes sitúan a Soria como la ciudad más castigada de esta comunidad con una previsión sombría para los próximos lustros donde la población total rondaría los 85000 habitantes.


Pero como ya hemos comentado en otras entradas, el problema se extiende por Aragón, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y La Rioja y parece que el arma de combate que se esgrime, el único que en realidad nos queda para fijar población, es el turismo.

Si la población baja, las prestaciones bajan y el miedo psicológico prende la llama en los pocos habitantes que quedan.

Pero este debate es viejo y la preocupación de los gobiernos europeos se ha hecho de rogar demasiado.

La conclusión que se adelanta del encuentro celebrado hace poco en Sicilia es que se debe vender el medio rural como terapia de salud. Es decir, alimentarse con cierto orden y de manera temporal de todos los recursos que ofrece la naturaleza, que esto también es motivo de análisis y de contradicciones, toda vez que esa carga de energía y vitalidad que se pone a la venta en el medio rural, no ha de implicar una masificación que los descomponga. 

Es la eterna lucha porque venga la gente a conocer y disfrutar de nuestros rincones, pero sin que ello suponga un peligro para el mantenimiento de los recursos. Una especie de "cita previa" que no parece agradar ni a quienes explotan las casas rurales o disponen de negocios que dependen del turismo, ni a quienes se proponen visitarnos.

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