El turismo como revulsivo

Recién puesta en marcha la idea de debatir en las próximas entradas sobre la despoblación, después de estudiar centenares de entradas que hacen alusión a este drama en provincias españolas que han servido de referencia, como Teruel o Soria, leo en nuestro diario la propuesta que realizaba recientemente en Arenillas de San Pelayo el Colectivo de Acción Social: la vuelta al mundo rural.


Para quienes no han llegado a la noticia, o desconocen el asunto, diremos que esta ONG está formada por 17 Grupos de Castilla y León, Extremadura, Galicia, Aragón y Andalucía y cuyos miembros han abogado por el desarrollo de nuevos proyectos y estrategias que den respuesta a las necesidades de esa parte de la población desesperada, una de ellas, la que más resuena estos días, como solución para los pueblos y para las personas que no encuentran una salida laboral, es la vuelta al pueblo.

Personalmente, desde las páginas de otro diario que nació con vocación palentina y sucumbió a las primeras de cambio, yo ya especulé con la vuelta al mundo rural en aquel tiempo, con ejemplos que a primera vista habían dado un buen resultado, como explicaba "El Toso", que dejó la Universidad para acomodarse en la casa de sus progenitores, en Triollo; o el proyecto de otro joven vallisoletano que llegó a establecerse durante un tiempo en otro de estos pueblos. Es cierto que por entonces no existían infraestructuras, los servicios estaban bajo mínimos, muchas casas se caían, lo que echaba para atrás a cualquiera que tuviera un planteamiento de vida.

Es cierto que muchas cosas han cambiado, que el turismo ha agudizado el ingenio de gentes inquietas que han buscado un apoyo en sus improvisados talleres, dedicándose a elaborar piezas artesanas; otros, alternando con productos de la tierra o casos excepcionales como el de Iñaki Pérez, que comentábamos aquí mismo el año pasado y que desde su taller en Ruesga, elabora violines y, en fin, muchas historias que alientan de fondo y donde el turismo tiene mucho que ver, yo me atrevería a decir, a pesar de los extensos campos que se disfrutan, el único camino que puede servirnos de aliciente para establecerse de nuevo en estos pueblos, siempre que el asunto vaya acompañado de una constante promoción turística.

Imagen: Toño Gutiérrez

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