La ruta del río Carrión

Las antiguas vías de comunicación (IV)
Miguel Vicente Basterra Adán


El objeto de nuestro estudio es exclusivamente el último tramo de esta ruta, que unía la meseta con el valle de Liébana a través del río Carrión. Este postrero trazado es el que nace de la confluencia en la localidad de Triollo de la ruta proveniente del Valle Estrecho y de la que, ascendiendo por la cuenca alta de ese río, llega hasta los collados que dan entrada en la comarca lebaniega. 

Inicialmente, la ruta del río Carrión ascendía desde Triollo por la margen derecha del río Carrión, atravesaba la localidad de Vidrieros y continuaba hasta el puente Tebro [59]. éste era un pétreo viaducto de arco que, construido en un tramo en el que el cauce fluvial discurre transversalmente por el valle, posibilitaba el paso a la margen opuesta (Fig. 18). La fecha de su construcción es incierta; aunque, por analogía con el puente de San Salvador de Cantamuda, cabe pensar que el puente Tebro hubiese sido también medieval. Tristemente fue volado durante la Guerra Civil, por lo que actualmente sólo se aprecian vestigios de los  machones de aquel viaducto en ambas márgenes de río.

En las proximidades de este viaducto desembocan dos rutas que partían del Camino real del río Pisuerga, y que, previamente habían confluido en el Collado de las doncellas. Una de ellas atravesaba Resoba, y la otra pasaba junto a la Abadía de Lebanza. a pocos metros más arriba del puente Tebro se hallaba la Venta u hospital de San Sebastián. Este edificio se erigió en una pequeña planicie sita entre el meandro del río y la curva del camino que se hallan junto a la peña de la rabina. Este albergue pertenecía a la Cofradía homónima de Santibáñez de Resoba [60], que compartió la misma finalidad que la Cofradía de la Letanía de los doce Lugares de Pernía, esto es, la provisión de albergue y refugio a los transeúntes, con especial atención hacia los pobres y los peregrinos que se dirigían hacia Santo Toribio de Liébana. Los modos y tiempos de la constitución y de la supresión de ambas fraternidades fueron también similares. La extinción de la Cofradía de San Sebastián en 1778 conllevó el abandono, deterioro y, finalmente, ruina de aquel edificio que servía de hospital y venta. En la actualidad sólo se aprecia una ligera elevación cuadrangular del terreno, que corresponde al solar de aquel antiguo alojamiento caritativo y comercial (Fig. 18).

La ruta del río Carrión continuaba paralela al cauce por la dehesa de Arbejal hasta arribar al pago de Santa Marina, donde se sitúa el despoblado de Robla de Arbejal. El hagiotopónimo del lugar proviene del título de la que fue su parroquia [61]. Aún hoy se pueden ver los vestigios de esta iglesia y los casares de aquel antiguo pueblo, sólo atestiguado documentalmente en el siglo XIII [62] (Figs. 18 y 19). Igualmente se aprecian, al pie de la gran peña que se alza tras el pueblo, varias majadas y un establo con su choza de pastores construidos más recientemente. Cabe la posibilidad de que estas últimas edificaciones hubieran pertenecido en su día a la orden de Malta, cuyo priorato de Arbejal fue propietario de una gran finca en esos lugares y también arrendatario de los pastos comunales de ese puerto [63].

Nos vemos obligados a presuponer la existencia en algún momento de la historia de un viaducto junto al despoblado de Robla de Arbejal, con el que se eludía el vado del arroyo del arauz antes de su desembocadura en el río Carrión. Atravesado ese supuesto viaducto, cabría la doble opción de dirigirse hacia Liébana siguiendo el río Carrión o bien a través del valle del arroyo arauz [64]

Quien siguiese la primera de estas opciones habría de proseguir por la margen izquierda del río Carrión y, hasta la construcción del así llamado puente de riofrío (Fig. 20) [65], continuar por esa misma margen del arroyo de riañuelo y, con ello, circunvalar Coto redondo, hasta llegar a los Puertos de riofrío (o de Vega la Canal) y, una vez franqueados éstos, descender a Liébana por los valles de Cereceda o de riofrío. Pudiera ser que los viandantes encontrasen en ese collado de riofrío la Venta u hospital de San Juan, gestionada también con fondos propios de Resoba [66].

La segunda opción que existía era ascender desde el despoblado de robla de arbejal por el valle del arroyo arauz y, franqueando el collado homónimo, adentrarse también en la comarca lebaniega. En ese valle se encuentran restos de una calzada, que, dicen, fue construida durante la dominación romana [67] (Figs. 23, 24, 25 y 26). La presencia de esta calzada demostraría que la ruta del arroyo del arauz era más frecuentada que la del alto valle del Carrión.

Del valle del Arauz surgían dos ramificaciones. La primera de ellas partía del collado de Tañuga, descendía paralela al cauce del  arroyo Gerino y, atravesando la población de Lores, confluía con el Camino real del Pisuerga en la localidad de Caminos o en las proximidades del hospital y Venta de Santiago, según los tiempos. El otro ramal surgía del pago del Cabañil y, atravesando el collado Secarro, se adentraba en Liébana por el valle horadado por el arroyo Vendejo, encontrando allí las localidades de Caloca y Vendejo [68]. En el último tramo del valle del arauz, antes de atravesar el collado homónimo y, por tanto, al pie del pico Bistruey, se hallaba la Venta u hospital de San Bernabé [69], construida y mantenida por la Cofradía de la Letanía para albergue y refugio de quienes transitaban por aquellos altos yermos. Claramente se aprecian sobre el terreno los vestigios del edificio de la venta u hospital y los restos de una capilla exenta (Figs. 21 y 22). Estos edificios se situaban, justamente, en Las Cárdenas, un puerto propiedad de esa Cofradía, y con cuyo arriendo financiaba el mantenimiento de sus ventas y la conservación de puentes y caminos. Una vez franqueado el collado del arauz, la ruta del río Carrión se internaba en el corazón de Liébana siguiendo el cauce del riofrío. En ese valle se encontraban las localidades de Ranes, Cucayo, dobres y Soberado, todas ellas pertenecientes en la antigüedad al condado de Pernía y a la diócesis de Palencia [70].
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[59] Lat.: 42° 56' 43" n; long.: 04° 36' 14" W.

[60] Lat.: 42° 56' 52" n; long.: 04° 36' 20" W. «En los siglos medios había en las inmediaciones [del puente] un hospital de peregrinos -hospital de Puente Tebro-, con su ermita bajo la advocación de San Sebastián, regido y administrado por una cofradía con bienes propios del pueblo de resoba» (Cagigal, M., «Algo sobre vías romanas en Cantabria, con motivo del libro del doctor Adolf Schulten, Los cántabros y astures y su guerra con Roma»: archivo español de arqueología, XVII (1944), p. 378). 
Nosotros consideramos que no es correcto ubicar la Cofradía de San Sebastián en Resoba (cf. Documento de disolución de la Cofradía y de cesión de sus ventas u hospitales.... y toda la documentación de esta hermandad escrita con posterioridad al año 1617, que se conserva en el archivo de la Parroquia de Santibáñez de resoba, ahora depositado en el archivo de la diócesis de Palencia). Esto no obsta para sospechar que esta cofradía se hubiese fundado en resoba antes de la segregación de su barrio de Santibáñez; y que, al constituirse éste en entidad independiente, la hermandad se hubiese reubicado en esta nueva localidad por hallarse la venta en su término. Esta sospecha se funda en la discordancia de la denominación del titular de la fraternidad con el santo que aparece en el nombre de la entidad administrativa de Santibáñez (=Sanctus Ioannes, esto es, San Juan), y con el nombre del titular de su parroquia, que es San Cristóbal; y, a su vez, en la coincidencia de la denominación de la cofradía y el nombre del patrono de la parroquia de Resoba, esto es, San Sebastián (cf. nota nº 66). aunque, también es cierto, según consta en el Libro Becerro de las Presentaciones de la diócesis de León, en un primer momento el patrón de Resoba fue San Félix (cf. FernándEz Flores, J. A., o. c., p. 485).

[61] Cf. nota nº 21.

[62] Lat.: 42° 58' 30" n; long.: 04° 36' 15" W (=Iglesia de Santa Marina). Esta población sólo se cita en el Libro Becerro de las 
Presentaciones de la diócesis de León (año 1468), copia literal del desaparecido Libro Becerro Antiguo (siglo XIII); (cf. Fernández Flores, J. a., o. c., pp. 551-601). Un comentario al estudio del Libro Becerro de las Presentaciones, da pistas sobre su ubicación: «robra de Eruellar. Sancta Marina. En Vidrieros nos indican que a unos 10 kms. al NE de este pueblo, en el lugar denominado dehesa de arbejal, existían indicios de construcciones» (Idem., p. 485). La toponimia de la zona precisa el lugar de su establecimiento; puesto que: a) como se ha dicho, el pago donde se hallan sus restos se denomina dehesa de arbejal, coincidiendo en nombre con la localidad; y b) la roca próxima se designa Santa Marina; al igual que el título de su parroquia.

[63] Lat.: 42° 58' 30" n; long.: 04° 36' 19" W. Cf. rEVuELTa GonzáLEz, M., art. cit., pp. 226 y 230; nota nº 9.

[64] Son varias las razones que llevan a esta presunción de la existencia de este puente: 
  • a) La continuación hacia Liébana por el alto valle del Carrión y los collados de riofrío obligan necesariamente a atravesar el arroyo arauz; 
  • b) La calzada del valle de arauz, que se describirá más adelante, inicia en la ribera derecha de ese cauce fluvial, por lo que se habría de franquear previamente ese arroyo para situarse en dicha margen; 
  • c) Si no hubiera existido ese viaducto (u otro sobre el río Carrión), el descenso por el valle del Carrión de los moradores de Robla de Arbejal se hubiese visto obstaculizado por los cauces del río Carrión y del arroyo del arauz; 
  • d) Cualquier viandante que, descendiendo de las cumbres o de los collados rayanos con Liébana, llegase a la confluencia de ambos ríos, podría hallarlos en inesperada crecida y, con ello, verse obligado a correr el riesgo, a veces mortal, de vadearlos para salir del atolladero; 
  • e) La existencia desde siglos atrás en ese mismo valle de otros viaductos que evitaban vadear el río, como fue el caso del desaparecido puente Tebro y el más reciente puente de riofrío, del que también se hablará más adelante; y 
  • f) Carece de sentido que se construyese el puente de riofrío para, únicamente, evitar la incomodidad de circundar el arroyo de riañuelo y, por ende, de rodear Coto redondo, y, por el contrario, no se hubiese construido un viaducto en Santa Marina, que hubiese evitado la dificultad de vadear necesariamente el arroyo del arauz. Debemos decir al respecto que cualquier construcción de este tipo en aquellos yermos, no sólo ha debido sufrir a causa de las inclemencias naturales propias de las altas montañas (temperaturas invernales extremas, escorrentías de agua por el deshielo,…), sino que, además, ha debido padecer las consecuencias de ubicarse en una vía estratégica para varias contiendas bélicas. de hecho, según refieren los habitantes de aquella comarca, los pinares que dieron nombre a esos lugares, esto es, los Puertos de Pineda, fueron calcinados intencionadamente durante la primera contienda Carlista, y el puente Tebro fue destruido durante la Guerra Civil. Bien es cierto que los lugareños construyeron a mediados del siglo XX un pontón sobre el arroyo arauz, para el paso a pie de personas. Lo erigieron junto al extremo oriental de la peña de Santa Marina (Lat.: 42° 58' 33" n; long.: 04° 36' 12" W). Esta pasarela perduró únicamente unas decenas de años. En la actualidad se aprecian vestigios de los machones de este último puente en ambas riveras del arroyo.


[65] Lat.: 43° 00' 06" n; long.: 04° 39' 53" W. Este viaducto construido en piedra y con arco rebajado pudo haberse construido en los siglos XVIII o XIX.

[66] «Habiendo también cita y memoria de otro hospital y otra ermita [además del hospital y venta de San Sebastián] de la misma cofradía y situado en la misma ruta, aunque se ignora el sitio preciso de su emplazamiento, en los que figuraba como patrón San Juan» (Cagigal, M., art. cit., p. 378).  Esta venta u hospital no se menciona en el Documento de disolución de la Cofradía y de cesión de sus ventas u hospitales al hospital de Santa María Magdalena de Cervera del Pisuerga, fechado en el año 1778. El razonamiento que se aduce para justificar esta posibilidad es que, si este albergue hubiese sido erigido en el collado de riofrío: a) hubiera estado en una encrucijada los caminos; concretamente, en la bifurcación de la ruta del Carrión que posibilita adentrarse en Liébana por el valle homónimo o por el valle de Cereceda; y b) se hubieran jalonado con ventas u hospitales los principales collados de acceso a Liébana a través de los valles de los ríos Pisuerga y Carrión. otro supuesto posible, aunque mucho más impreciso, de la ubicación de esta venta u hospital de San Juan es la localidad de Santibáñez de resoba o, llegado el caso, en algún otro lugar de su término, quizá junto al collado del alto de la Varga. Este planteamiento se basa en la coincidencia del nombre de esa venta u hospital con el nombre de la localidad, esto es, Santibáñez (=San Juan). Si esto último hubiese sido así, se habría logrado también vincular el nombre de la localidad con el santo en cuestión, una vez descartada toda relación con el santo titular de su parroquia, que siempre ha sido San Cristóbal. Más aún y reiterando que, si esto último hubiese sido así, esto es, que el nombre de la localidad hubiese estado relacionado de algún modo con el nombre de la venta y hospital de San Juan, entonces se podría evidenciar una doble coincidencia: la designación del titular de la parroquia de resoba con el nombre de la cofradía misma y el de una de sus ventas u hospitales, esto es, san Sebastián; así como la denominación de la localidad segregada, Santibáñez de resoba, y el nombre de la otra venta u hospital de esa misma cofradía, esto es, San Juan (cf. nota nº 60). Reiteramos que estos planteamientos, aunque razonados, son mera conjetura, puesto que se carece de pruebas ciertas.

[67] Don Javier Cabezas, según reseña publicada en 23 de julio de 1929 en el periódico El sol decía, hablando de la escalada que realizó «a los picos de Curavacas», que dio un gran rodeo «siguiendo la antigua calzada romana, de la que se conservan grandes trozos enlosados y un precioso puente en malísimo estado» (cf. Cagigal, M., art. cit., pp. 374-375). En este artículo consta un croquis de obras Públicas, anterior a la construcción del pantano, con el que describe la ubicación de esta calzada. desconocemos los criterios y autoridad del referido Javier Cabezas para datar en la época romana el actualmente destruido puente Tebro y dicha calzada. de entrada, sería difícil negar el uso de esta ruta en aquella época de la historia, tanto más porque el valle del arauz era vía natural de comunicación entre la antigua Tamarica y Liébana (cf. Ibidem, pp. 379-380; Martino, E., Roma contra cántabros y astures. Nuevas lecturas de las fuentes. Santander 1982, p. 89; Pérez Mier, L., art. cit., pp. 163-164). La coincidencia de esta ruta con una vía pecuaria puede ser un dato añadido que podría corroborar su uso en los tiempos romanos (cf. Alcalde Crespo, G., o. c., p. 233). nosotros consideramos que esta ruta fue utilizada para el tránsito entre la cuenca del río Carrión y el valle de Liébana desde tiempo inmemorial hasta la construcción de las actuales carreteras, acaecida en el año 1883. Por ello, es muy previsible que se hubiesen realizado obras de conservación y mejora de los caminos en cualquier momento de la historia y, por ende, también durante el dominio de roma. Sin embargo, nosotros dudamos de que esta calzada, esto es, la pavimentación que se aprecia en el valle del arauz, hubiese sido construida en esa época histórica. nuestra duda se funda en que la calzada objeto de nuestra consideración no sigue las reglas propias de las construcciones viarias romanas, ya que: a) su trazado es discontinuo, circunscribiéndose sólo a los lugares donde el firme fangoso o roqueño, o la contigüidad del río dificultaban el tránsito de carruajes; y b) su forma de construcción no sigue un único patrón, coincidente, además, con el de las calzadas romanas, sino que la pavimentación hallada varía en cada uno de sus tramos, pudiéndose apreciar trechos enlosados o mpedrados o esculpidos sobre la roca. a esto hay que añadir que esta pavimentación viaria se atiene exclusivamente al término de Lores o, dicho de otro modo, se circunscribe al tramo de la ruta que discurría por una de las doce localidades de La Pernía, y, además, se halla en el puerto de Las Cárdenas, propiedad y principal fuente de financiación de la Cofradía de la Letanía (cf. Marqués de La Ensenada, Respuestas Generales del año 1752 al Catastro del 'Termino de la Letanía de Pernía'). de aquí que, a nuestro juicio, es presumible que los tramos pavimentados que se aprecian en el valle del arauz hayan sido obra de la Cofradía de la Letanía de La Pernía. Este juicio se refuerza por el hecho de que uno de los cometidos fundacionales de esta hermandad fue, justamente, la conservación de caminos.
En el caso de que la calzada del arauz hubiese sido obra de la Cofradía de la Letanía, habría que datar su construcción, por lógica, en el tiempo de existencia de esa hermandad, esto es, a finales de la Edad Media o durante la Edad Moderna.

[68] L. Pérez Mier data el origen de esta vía de comunicación en la dominación romana, y afirma de ella que hubo de ser la ruta que unía la antigua Tamarica y Liébana: «atraviesa la cordillera Cantábrica por el paso de existente entre Fuentes Carrionas y Sierras albas en el sitio donde siglos másadelante hubo un hospital o venta [por apoyarse en el mapa de Tomás López, se está aludiendo aquí a la venta y hospital de ntra. Sra. de las nieves de Sierras albas], penetra en la actual provincia de Santander por Caloca y Vendejo y desciende luego hasta el fondo del valle de Liébana por la vereda sobre la que más tarde se había de levantar el célebre monasterio dúplice de Piasca» (art. cit., pp.163-164). ahora bien, para llegar desde el pago de Santa Marina a Caloca y Vendejo, no tiene por qué llegar a Sierras albas y la venta de nuestra Señora de las nieves, sino atravesar el collado de
Secarro pasando junto a la venta de San Bernabé. La única justificación del recorrido propuesto por L. Pérez Mier y descrito en el mapa de Tomás López es que, una vez alcanzada la cumbre de la cordillera junto a la venta de San Bernabé, no se descienda a la otra vertiente, sino que se prosiga por la cima de la cordillera hasta el collado de Sierras albas y la venta de nuestra Señora de las nieves y, sólo desde allí, bajar al valle de Liébana. Esta alternativa, cuanto menos en la actualidad, es viable, puesto que hoy día existe un camino que discurre por la cumbre de la cordillera entre el collado de Secarro y el de Sierras albas. aún con todo, esta explicación nos parece demasiado forzada.

[69] Lat.: 43° 01' 45" n; long.: 04° 36' 27" W (=Venta u Hospital); Lat.: 43° 01' 46" n; long.: 04° 36' 28" W (=Capilla). «El camino seguía escalando la pendiente, cada vez más pronunciada, hasta llegar a la cima en el extremo del puerto de las Cárdenas, donde, por el collado de puerto de arauz, se salva la divisoria entre Castilla y las Asturias de Liébana, no lejos del puerto de Sierras Albas. En esa cúspide hallamos las ya apenas perceptibles ruinas de otro hospital de peregrinos y una ermita dedicada a San Bernabé, que perteneció, como el terreno en que estaba edificada, que era el extremo del puerto de las Cárdenas, a la cofradía de la Letanía de Pernía, que, por las condiciones especiales de la época, se convirtió desde la Edad Media en una institución que, además, de su carácter benéfico-religioso, actuaba como organismo político-administrativo de los valles de Pernía» (Cagigal, M., art. cit., p. 378).

[70]  Cf. MarTínEz díEz G., o. c., pp. 575-576; Provanza del derecho de Patronazgo… ms. cit.

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