El árbol para sueños

Uno procura cuidarse para que no le duelan tantos males como acechan al mundo, tantos sindromes como atacan al cuerpo. Leo que Angelina Jolie se ha extirpado los ovarios para evitar el cáncer. ¿Se extirpará el cerebro para evitar el alzheimer? Vamos a ver cómo hilo ésto para que me entiendan.


La vida es un segundo. Quiero decir que todo pasa en un momento y uno suele morir de lo que no pensaba. Uno lo va sintiendo en la muerte de los más cercanos. A mi me arreó un buen golpe la inesperada marcha de José Luis de Mier, ahora hace un año. Miro a través de la memoria y me viene de sopetón sobre los ojos un valle entero de esperanza. Tenía toda la ilusión puesta en aquella casa. Qué digo casa, aquello es un palacio. Ya de entrada, desde el atrio superior, uno se asoma a una especie de patio de vecinos y en la pared de una de las salas llama la atención una ventana ciega, con sus contraventanas de madera que, al abrirlas, nos muestras un libro de Palencia. Porque Palencia era su anhelo. La montaña palentina lo fue todo para un hombre movido siempre entre leyes y despachos de su Cataluñá de adopción.

Hace unos días se marchaba Claudio Prieto, un gran artista, a cuyo entierro no acudieron quienes luego le colocarán placas y lecturas impresionantes en las calles de algún pueblo. Esto no me sorprende, porque tampoco en vida le aplaudieron.

De improviso también se fue José María Hernández, impulsor de la Senda de Ursi, a quien el grupo Muriel le dedica la escultura "el árbol para sueños", cuya insuguración tendrá lugar el proximo jueves en Villabellaco, (aprovecho la ocasión para agradecer la invitación que me llega de los promotores para asistir al acto).

Estos y tantos otros como se fueron antes, recuerdo a Raquel Cuevas en aquel refugio tan especial de la Venta Urnaneja; a Piedad Isla, en su casa cuartel de las reliquias... Recuerdo a tantas gentes. Gentes que hicieron una costumbre de vivir en la zona más alta, alejados del lujo, olvidados por la política de los gestores que pensaron que como la vida era tan breve y ellos tan pocos para proporcionarles votos, no merecía la pena gastarse nada en mejorar su estado. No leyeron nunca a Galeano, otro imprescindible que nos dejaba hace unos días y que siempre nos tuvo en su pensamiento: "mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo".

De la sección "La Madeja", para "Diario Palentino" y Globedia.
Imagen: @Gonzalo Alcalde Crespo, el Caracol del tiempo en la senda de "Ursi".

POST DESTACADO

El corazón con que vivo