Un mes de cuatro días
Otra vez la memoria. Otra vez la sintonía del último estertor de Miguel Ángel Blanco. Llevamos camino de resumir todas las muertes en una, de publicar la memoria absoluta de un hombre, es verdad, inocente, indefenso, mártir, víctima como tantos otros de la casualidad, de la fatalidad, acaso del destino ... Otra vez la recompensa del recuerdo. Siempre a titulo póstumo, y con ello, de alguna manera, la injusticia que se le hace al resto. Todos los muertos son iguales. Todos los muertos nos merecen idéntico respeto, la misma publicación que insista en el vil acto y en el inútil ejercicio de quebrar una vida... Todos los muertos son iguales, hasta los muertos de nuestros enemigos, de quienes nos consideran enemigos y objetivo, porque fueron empujados a matar por el miedo, por la disciplina, por la amenaza de un poder oculto. Y porque todos son iguales, no podemos limitar el homenaje a un libro, a un hombre, a un partido político. Es cierto que el pueblo estalló