Ninfa, una mujer del norte
Así la escribe su nieto, nuestro seguidor y amigo. Allí nació. Allí vivió. Allí murió. Por José Luis Estalayo A principios del siglo XX nació en Tremaya una niña cuyo futuro se preveía muy incierto. De pequeña tuvo que ir a servir en los pueblos aledaños para ganarse un mendrugo de pan y poder saciar el hambre. Ninfa, mi abuela, era una mujer profundamente humana y sencilla. Mujer activa, de esas decididas que alcanzan todo lo que se proponen a base del trabajo duro y constante y superando los obstáculos. Mujer de carácter lleno de nobleza, como toda castellana, cercana, afectiva, tierna, generosa, abnegada, con voluntad firme. Mujer de elevados valores cristianos, respeto y consideración por los demás. Su naturalidad, ausencia de prejuicios y de falsas apariencias, la hizo especial. Mujer con imaginación, lejos de ver pasar la vida, la vivía. Mujer sencilla, sin ningún acontecimiento relevante que llamara la atención del mundo. Dedicada a su terruño no