Lores


Este lugar, poco documentado, aparece así citado en el Becerro de las Presentaciones de León. Por su enclave, algunos se atreven a darle un origen ibérico. Su nombre derivaría de ‘lur’, "tierra". Con la misma raíz tenemos en la cercana Liébana Luriezo y en León hay un Luriana. Alrededor hay muchos otros topónimos del mismo origen. En cuanto al resto de la palabra podemos pensar en ‘aitz’, “roca, peña” como actualmente se dice en euskera. El significado sería, pues, 'lur-aitz', “peña de la tierra". Este pueblo quedó dividido por el río Lores, que recibe la aportación del arroyo Gerino y las fuentes de Montegerino, la Caldera y Hontoria. El sabor montañés que aquí se observa, residencia de la nobleza de Pernía, bien lo evidencia el dicho: "en San Salvador de Campo de Muga y Alabanza, abadengo, en Lores, hidalguía".

El diccionario de Sebastián de Miñano de 1826 señala sobre este pueblo tenía entonces “72 vecinos y 250 habitantes. Situado en un valle, rodeado de montañas y cimas nevadas, y sólo tiene una entrada por la parte del este. Confina al norte con Caloca [sic] y por el norte y Oeste con el desierto de Pineda. Produce centeno, yerba y cría de ganados; tiene bastantes pastos para cabaña del fino trashumante, en los cuatro meses de verano, por la grande extensión de sus términos y montañas. Industria: carretería de sales, trigo y vino, y fábrica de aperos de labor, como ruedas, carretas de bueyes, etc.”.

Destaca en este pueblo la fiesta de invierno que se celebraba el 2 de febrero, día de las Candelas. Las mayordomas elaboraban un ramo de rosquillas que primero se llevaba a la iglesia y después se rifaba por toda la comarca. Froilán Blanco recuerda la fama que tenían estas rosquillas y cuya receta han tratado de comercializar años después varias panaderías de Cervera. En Lores permanecen abiertas en invierno 11 casas. Dice Concha Barón al referirse a la población: "En Lores te sorprenderá la amabilidad de sus gentes. Con sólo preguntar, te permitirán entrar en su pequeña iglesia con campanario del siglo XIII, recientemente restaurada y desde la que hay una vista muy bonita; te indicarán dónde está el antiguo molino o dónde encargar artesanía de la zona, como las cestas de mimbre y las albarcas, llamadas aquí corochas. También te llevarán a comprar, o incluso a degustar gratis sus famosas rosquillas. Si buscas naturaleza, acércate al puente Grande (junto al que suelen anidar las cigüeñas) y sal del pueblo a pie por un sendero que conduce hasta el paraje llamado la Horca de Lores, a más de 2.000 metros de altura. Ahora, en primavera, caminarás entre prados alfombrados de narcisos y arbustos de piornos y aulagas. Te cruzarás con carros de madera tirados por bueyes y pasarás por delante de antiguas colmenas. Haz un descanso a medio camino en el paraje de las Tenadas".

Un hijo del pueblo que investiga en sus raíces habla de una casa situada junto al río Gerino, propiedad de José María Albillo y del escudo que pende de la misma con una inscripción que data de 1720: “Con la ayuda de Dios esta casa izo Isidoro Blanco y su mujer Josefa Merino”. Según cuenta la tradición, la casa cambió de sitio, pues al estar ubicada lejos de los dos ríos que pasan por el pueblo se doblaban las faenas. Los dueños cocían el pan para los pastores que entonces venían de Extremadura y decidieron situarla junto al río y así tener el agua cerca para amasar . Notas:

Santiago Alonso: “Aunque suene a cuento, por averiguaciones que he hecho buscando en los archivos de la junta vecinal de Lores, resulta ser cierto; la tradición popular es muy fidedigna”.
Texto: "Cervera, Polentinos, Pernía y Castillería", editorial Aruz, 2ªedic, Julio de 2009
Video: José Luis Estalayo


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