Marciana de Cossío

«Las tradiciones de los pueblos permiten revivir la infancia a las personas mayores»

Marciana de Cossío [folklorista] 

Ronda los setenta y está como una moza. Pero aún recuerda con dolor aquel invierno, cuando desde Carrión le comunicaron la muerte de su hijo que estaba en Guatemala. Me ve y sonríe. Una vez más, quizás la última, sabe que voy a someterla al suplicio de recordar muchas escenas donde la imagen ya borrosa acompaña al dolor. Marciana me asegura que ya no es igual nada, que aquella alegría de ayer, aquel folklore, ya no existe.
Se vive, se deja vivir, pero ha cambiado el pueblo como ha cambiado el mundo. Pese a todo, en la última fiesta de San Lorenzo, Marciana de Cossío consiguió un trofeo del banco para premiar al equipo de fútbol que ganase, y preparó los vestidos para los disfraces, y compartió con otras generaciones la alegría de la fiesta. Esta entrevista nos lleva al recuerdo de lo que fue otro tiempo que ya no volverá. Acaso el futuro nos devuelva algún retazo de las cosas que quedaron un día en el camino y la vida de estas olvidadas latitudes vuelva a cobrar sentido. Para esto, el testimonio de estos personajes es fundamental.
 


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Froilán de Lózar LORES



¿Cómo ha cambiado Lores de ayer a hoy?
Yo lo veo totalmente cambiado: en las costumbres, en la convivencia. Antes nos ayudábamos más unos a otros; pedíamos y nos arreglábamos entre todos. Ahora, como todos disponen de cinco duros, nadie se rebaja ante nadie.

¿Qué importancia crees tú que tiene conservar las tradiciones?
Para mí mucha, porque yo lo vuelvo a vivir ahora. Todas las cosas que se hacen en los pueblos reviven cuando se llega a rni edad.

¿Qué costumbres se siguen conservando hoy?
Casi ninguna. Ha desaparecido casi todo.

¿Cómo era en tu tiempo la vida en Lores?
Pues verás. Por ejemplo, se metía el prado del toro y todos iban a recogerlo. Iba un vecino, lo segaba, les llevaban el almuerzo y donde no había varones iban las mujeres a dar vuelta al prado y al día siguiente se recogía. Recuerdo una costumbre muy curiosa; Aquí había tres toros; uno iba con la cabaña al puerto y los otros dos se quedaban en el pueblo, pero no se veían. Así, el primer domingo de mayo se echaban a pelear...
En vísperas de San Lorenzo, bajaban las vacas del puerto y todos íbamos a verlas, como si se tratase de reno fiesta. Se bailaba en el portal, hasta cuaando llovía.. Se bailaba incluso, en albarcas. Salíamos del rosario y todos al baile. El último día del año se juntaban los mozos e iban a pedir la posada». Por la tarde, cogíamos dos vacas, echábamos a suertes y al que le tocaba bajaba a la Venta Urbaneja a buscar una carral de vino. Aquella noche la probaban.

¿Cómo recuerdas las fiestas de los pueblos cercanos?
Mucho. Ibarnos andando. Entonces el baile se hacia con pandereta y tambor.Heráclio le hacia hablar al tambor.

¿Qué normas estábais obligados aguardar?
-Estábamos obligados a guardar todas las veredas. Todo el pueblo respetaba las huebras y se castigaba al que no iba. Se madrugaba y se iba a arreglar los caminos...

Las rosquillas de Lores han tenido siempre mucha fama, pero nadie ha sabida hacerlas como vosotros, ¿a qué se debe esto?
No siempre salen bien. -Me da otra a probar y echa un puñado de ellas en una bolsa para que se las lleve a casa. Privilegios de andar entre la gente que tantas cosas hace bien-. A la hija mayor, que está en Galicia, se la di y no la salieron.

A otra cosa, Marciana. ¿El lobo ha hecho mocho daño en Lores? Me cuentan que han matado varias crías de lobo aquí. ¿Cómo ves tú eso?
¡No me hables a mí del lobo, que siempre que iba con la vecería ¡me la armaba!

Cuéntame una anécdota, alguna noticia que sirva como referencia para el lector curioso...
Recuerdo una nevada muy grande el día de San José. Tuvimos que hacer un túnel para salir de casa.

Hace unos meses, a un joven de Casavegas, le pregunté que si se sentía más cántabro que palentino y me dijo que sí. Mucha gente me lo ha reprochado, pero yo quiero preguntártelo a ti de nuevo, si quieres de otra forma: ¿Qué relación os une con Cantabria?
Nosotros nos juntábamos muy a menudo can los de Caloca. Tenemos muy buena relación. Tenemos muchas amistades en Liébana. Ahorra bien, amistades sí, pero yo soy palentina y no hay más que hablar. Antes venían las de Dobres a por vino a la Venta, con carros que tenían ruedas de madera, y cuando pasaban por aquí, los de Lores iban a encuartarlos para que pudieran subir y llegar a Tañuga...


Sección: "Protagonistas de la montaña palentina


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