Esta casa es una ruina

Suele decirse que el pueblo es sabio, pero en esas alabanzas se detienen mucho los políticos cuando se acerca el tiempo de elecciones y esperan ser votados. Cuando gobiernan se les olvida la sabiduría de la que hablaron llenando a ese pueblo al que adulaban de normas y dictados que ellos mismos incumplen, como los ejemplos tan recientes en materia urbanística, que han puesto sobre aviso a otros muchos alcaldes de las zonas costeras. Yo hablo con la gente, hablamos de esto mismo y alucinamos con lo que la razón nos sugiere frente a lo que dictan finalmente las sentencias. 


En Escalante será demolida una urbanización que afecta a 34 propietarios. En poco tiempo dos sentencias del Tribunal Supremo de Justicia han paralizado dos promociones, concretamente en Sámano y Ostende. Durante algún tiempo lo de Marbella nos pareció espectacular y único, pero menudo baile se nos avecina en la costa cantábrica con esa fiebre que le ha entrado al personal por la segunda vivienda. Póngase usted en el caso. Usted tiene un dinero o tiene una ilusión que el banco se encarga de transformar en dinero hipotecándole de por vida, y se compra un chalecito en Argoños, con un poco de playa, un poco de montaña y un poco de aire fresco. Usted se lo compra a la inmobiliaria o al empresario que lo vende y que, se supone, lo han adquirido con todos los papeles y permisos reglamentarios. Pero viene un ecologista de paseo o se rebela un vecino que estaba allì porque le han quitado la visión que tenía y después de mucho trastear un juez ordena el derribo de esas edificaciones, con la orden de no pagar ni un chavo a los afectados hasta que se haya ejecutado la sentencia. Y tú que vas tan pichi, porque ya tienes un lugar para la paz de espíritu, te encuentras con una historia rocambolesca, por la que no sólo malvenderás tu propiedad, sino que, a saber cuándo recibirás los nueve mil euros con los que deciden aliviarte, para sonrojo de una sociedad que debe pagar también los errores de las correspondientes administraciones. 

La lección está bien clara. Visto el ejemplo, no podemos fiarnos ni de los Ayuntamientos ni de los gobiernos, aunque te escriban con detalle que todo es legal, que la finca se ha levantado con todos los permisos en regla y que si alguien viene a incordiar y te lo tiran, el Ayuntamiento tendrá que indemnizarte por todos los gastos que a tí te ha devengado la adquisición de aquella finca. No te lo creas. Ni aun con todos los papeles en orden, ni todas las autorizaciones en vigor, ni toda la ley que supuestamente te ampara y distribuye con equidad las cosas, lo mismo que a otros les toca la lotería, a tí puede tocarte en suerte un derribo de estas características, y esos papeles que tanto se manosean, por los que tanto cobran los notarios, esos papeles que se guardan como un pequeño tesoro, no valdrán para nada. Total, los de "El Encinar" llevan gastados en abogados 60.000 euros desde el año 2000 para defender algo que es suyo, y todo para nada. 

La indignación llega a lo más alto cuando empiezas a añadir los complementos: los folletos, las pegatinas, los globos, las pancartas, las marchas, las reuniones y los tranquilizantes, amén de algun que otro suicidio al que se han visto abocados los que pasaban por aquel lugar y dieron en pensar que allí podía estar el lugar tranquilo que soñaron para su jubilación.

© Froilán de Lózar para Diario Palentino

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