Nunca podréis encadenarle el alma
Aunque quienes elogian la figura y el legado del pintor barruelano Ambrosio Ortega, no son parcos en alabanzas, se repite la historia donde tanto olvido se concentra, y repiquetea con fuerza la guerra en su memoria, no en vano Ambrosio pasó 23 años de su vida en las cárceles de Cantabria, Burgos y Teruel por colaborar con la resistencia al régimen franquista.
Son de ese tipo de personajes a los que conocemos por casualidad, ahora por una exposición que ha presentado en el Museo de la Minería de Sabero y por ese acto de justicia al que la prensa leonesa se refiere para "Brosio", más conocido como "el pintor de los mineros".
Ambrosio escribe su vida sobre el lienzo, tal y como refiere el poeta palentino Julián Alonso, a propósito del homenaje que se le tributa en su pueblo de Barruelo de Santullán el 31 de Agosto de 2007. "Brosio pinta porque vive y vive porque pinta".
Con el título "Nunca podréis encadenarme el alma" presentó una obra en su exposición de mayo de 1975 en la "Galería As" de Barcelona y aunque su bagaje es impresionante y de ello dan cuenta todos los medios de comunicación de aquellos años, Fulgencio Fernández, otro autor que se metió en su vida, resume en esta reciente exposición de Sabero, la indiferencia del mundo hacia este luchador incansable con esta frase: "En esta sociedad en la que nada es ya verdad, las vidas realmente auténticas parece que molestan."
No entiendo mucho de pinturas, para qué voy a extenderme ahora en la descripción de sus obras, a las que se aferra y que le sirven, como cuentan los críticos, para narrar su vida y la vida de los suyos, un pueblo en auge entonces, cayendo luego a los abismos de la despoblación, como apagándose la vida de ambos en la misma medida, como si un homenaje pudiera resarcirle de aquellas heridas, como si el recuerdo pudiera devolverle el reconocimiento.
"Jamás me he sentido ni olvidado ni arrinconado, pero aquella España era la que era. Cada biografía es fruto de una época y la mía es fruto de la mía."
@Nueva Época. Diario Palentino, 2011
