Charly, 007

Voy deprisa. El mismo día que el agente 007, Pierce Brosnan, se lanza al vacío desde uno de los edificios que da vista al Museo Guggenheim, me llama Charly, el empresario de Lantadilla, que expone en la feria de muestras de Bilbao, al lado de otras empresas de Castilla y León, que traen productos de nuestra tierra con nuevos envoltorios, otros sabores y la intención loable de llegar a más gente. Vamos corriendo. Me lleva Leandro Arúe, amigo de ambos y al llegar al stand nos fundimos en un abrazo. Enseguida se pierde por una puerta para volver a entrar con dos copas en las que vierte un orujo de hierbas exquisito. Me habla de sus proyectos inmediatos. Cuenta un chiste, cuenta otro chiste, llama a la puerta de quien exhibe la morcilla de Burgos, en otro lugar le llenan una bandeja de chorizo, más allá de cecina...


Aureliano mete entre los dedos un habano adquirido en la isla y borda cada encuentro. De todas las provincias llegan gentes buscando su producto. Su último contacto, realizado estos días, quiere llevarse a Portugal la prueba; me habla de su viaje por Argentina, y me cuenta con sinceridad, que esa sí que destila a raudales, su visita a las bodegas de aquellos lugares.

Medito sobre la complejidad de esta nueva faceta, la de este palentino cuya vida transcurre de feria en feria, como los feriantes pero sin tómbola, como los actores pero sin red ni cuerda, a la buena de Dios, con una mirada hacia la incógnita y una puesta en escena que dejaría estupefactos a muchos de los que le conocen.

No escribo de Charly porque me lo pida, ni porque se lo deba. Escribo porque me satisface ver a un paisano nuetro botar su barco publicitario cada día, ahora en el País Vasco, muy pronto en Valladolid, mañana en cualquier otro sitio, aprovechando todos los viajes que lleven un saco de productos artesanos, rompiendo un poco nuestro miedo al vacío.

Es muy tarde. Debemos regresar al otro lado de la ciudad para volver a la rutina de nuestro trabajo. Palencia y Aureliano, Aureliano y Palencia, los dos por esos mundos refrescando la memoria de tanto palentino ausente, incentivando el ánimo de aquellos que hoy la viven, promocionándonos, aunque el despliegue periodístico esté hoy dos mil metros más abajo.

Saltó el doble del actor irlandés.

Mañana, una persecución por toda la ciudad y después la despedida. Lo bueno de Charly es que se va pero regresa, nos lleva en la memoria, planea cada encuentro casi artesanalmente, como su producto, y la única fantasía a lo Bond que se permite es el recuerdo de su chica de Cuba.

Bond, desde la ficción; dando vida a una historia. Charly, envolviendo la realidad con sus aromas.

La película va a comenzar. La mesa está servida.

En la imagen, el producto estrella de esta firma, Aureliano I. destilado con sumo esmero y envejecido en cubas de Roble Americano, Limousín y Allie durante 8 años, posteriormente se realiza un coupage de 30 días y se embotella.

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