Ecoturismo

Muchos ríos de tinta se han vertido sobre estos pueblos de montaña: aire, desolación, belleza, candor y dejadez envueltos. No podemos ni debemos cerrarle los ojos a nadie. Nadie tiene títulos de propiedad sobre la Tierra que se le ofrece libre al caminante. Se exige, eso sí, eso es lógico, un máximo respeto. Que no lo invadan todo los motores, que los autobuses no pisen los prados. Que se recojan convenientemente las basuras...



La reciente moda de explorar los lugares más recónditos de la geografía española, va a llegarnos de la mano de revistas y diarios que han puesto su empeño en descubrimos futuros Parques verdes e inmensos prados, chozas, lagos, montañas, y lo que puede darle un impulso a esta y otras zonas deprimidas, invitando a su conservación y mantenimiento, está provocando -señalan miles de voces- el efecto contrario. No es la primera vez que desde Palencia se alzan lamentos en los medios nacionales en los que va implícito un ruego, que no se nombre la montaña. Esto es un arma de doble filo. O la nombramos para que desde el poder se genere la atención necesaria y adecuada a sus habitantes, o seguirá blandiéndose sobre ella la espada que abrió la herida a tantos otros pueblos; o la cuidamos, respetando su historia, procurando que sus montes no ardan, que sus ríos bajen limpios, o la perdemos para siempre.

Las estadísticas señalan que dieciséis millones de habitantes han visitado parques y embalses estos años. Es mucha gente para que quienes sistemáticamente ignoran a sus habitantes por un lado, pongan en marcha una red de vigilancia por otro. Los montes resecos, la fogata que aventura un día hermoso de acampada, puede acabar en un tornado de fuego. La masificación no es buena y nadie es ajeno a estas alturas que aquí se está empezando a proyectar esa sombra. El alpinismo, la bajada de ríos con pequeñas embarcaciones, la bicicleta, el senderismo, itinerarios en moto o a caballo, todo terrenos proyectándose por las peores rutas, todo señala que estamos en el camino y que acaso mañana debamos arrepentirnos por haberlo descubierto y promocionado.

Ahora bien, sólo teníamos dos opciones: el futuro, que va impregnado de turismo rural, o el pasado que está lleno de olvido. Hemos de inclinarnos y decidir por uno. Con un poco de tacto, procurando que las actividades que giran en torno al turismo no dañen el contorno, debemos, creo, agarramos a esta tabla para que a través de ella nos lleguen instrumentos de vida y de progreso.

¿Quién augura nuestra perdición? ¿Los que desde dentro horadan el monte? ¿Quiénes no respetan la ley de caza?.. Porque la tierra es de todos y a todos nos compete su cuidado. Depende de nosotros que florezca, pero depende también del forastero que genera recursos y abre perspectivas de futuro halagüeñas...

Si todos toman conciencia de la riqueza de estos parajes y se toman decisiones comprometidas para evitar la degradación modio ambiental, habremos superado ese peligro que ahora mismo se cierne sobre zonas como Picos de Europa (Cantabria), la Comarca de Sobrarbe (Huesca); el nacimiento del río Mundo (Albacete) y el nacimiento del río Cuervo (Cuenca).

De la sección "Fuente Cobre", en Diario Palentino.
Imagen: Pantano de Requejada, @José Luis Estalayo


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