Las antiguas vías de comunicación (I)

Varias páginas de internet se han hecho eco de las publicaciones de nuestro investigador, Vicente Basterra. Todas ellas fueron publicadas en su momento por la Institución provincial Tello Téllez de Meneses, ésta en concreto, en 2009. Durante este mes de abril, vamos a ir conociendo la que habla de las antiguas vías de comunicación, en este apartado de investigación que hemos abierto en nuestro blog.   

                                                                               


Las antiguas vías de comunicación de la montaña palentina (I)
Miguel Vicente Basterra Adán


Los valles y las cumbres, que tan esplendorosa belleza confieren a la Montaña Palentina, resultaron ser en la historia –como también en el presente– el gran condicionante para las comunicaciones. Sus rutas antiguas hubieron de atenerse, como sus únicos encauzamientos, a los valles fluviales y a los collados de las cordilleras [1]. El curso de los ríos Carrión y Pisuerga, así como sus respectivos afluentes fueron, pues, guía propicia para delinear caminos y para trazar sendas.

Estas vías de comunicación favorecieron el asentamiento de población a su vera y, con ello, propiciaron la génesis de las localidades que existen en la actualidad y de algunas otras que se despoblaron en el decurso de los siglos.

La historia dirá que estos asentamientos humanos surgieron en los albores de la reconquista, esto es, a finales del siglo VIII o principios del IX, como consecuencia de la repoblación de los “foramontanos” llegados en su gran parte de Liébana [2]. El establecimiento de estas gentes advenedizas se fue consolidando en la medida que aquella comarca, hasta entonces frontera y defensa del reino de las Asturias, se hacía más segura por la paulatina reconquista de tierras y, con ello, el alejamiento del peligroso invasor árabe. Desde entonces, esas vías de comunicación condicionaron el continuo devenir histórico de esta tierra, haciéndola un lugar de encuentros humanos y de intercambio cultural, de relaciones comerciales y de ejercicio de la hospitalidad. Sin embargo, estos caminos fueron también lugar de paso de ejércitos, casi siempre acompañados de un séquito de crueldad y destrucción.




El mapa de la provincia de Palencia realizado por Tomás López en 1782 es, sin duda, el mejor testimonio gráfico del trazado de las vías de comunicación que surcaron aquella comarca montañosa hasta la inauguración de la actual carretera que atraviesa de norte a sur la comarca, acaecida en el año 1883 (Fig.1). Este nuevo trayecto inicialmente se pretendió denominar carretera de Palencia a Potes; sin embargo, acabó designándose como carretera de Madrid a Tinamayor, ya que los mojones marcaban la distancia desde la capital del Estado hasta esta localidad costera [3].

Este estudio pretende poner de manifiesto el trazado de las vías de comunicación que surcaron la Montaña Palentina a través de los altos valles de los ríos Pisuerga y Carrión antes de la construcción de las actuales carreteras. Aquellas rutas carecieron, salvo en tramos muy reducidos, de una pavimentación que hubiese ayudado a definir con total exactitud su trayecto. Por lo que, para definir su trazado, se han tomado como referentes, a modo de hitos, las diversas localidades erigidas en ese ámbito geográfico, los puentes sobre esos dos ríos principales y sus afluentes, así como las ventas u hospitales de refugio e intercambio comercial que jalonaban los caminos. El recurso a la toponimia ha quedado prácticamente reducido a la denominación de los collados o puertos de montaña franqueados por esas rutas, aunque se ha pretendido que este estudio se retrotrajese en su análisis a tiempos inmemoriales, de hecho, el término a quo de consideración temporal ha quedado reducido al comienzo de la reconquista. Esta delimitación se debe, por una parte, a la carencia o, al menos, desconocimiento de vestigios arqueológicos y de testimonios documentales previos, y, por otra parte, a que ese acontecimiento histórico supuso el inicio de la repoblación de la comarca y, con ello, el surgimiento de las actuales poblaciones. Y como referente temporal ad quem se ha tomado la construcción de la mencionada red actual de carreteras en el año 1883. Así mismo, se debe aclarar que este artículo se circunscribe a la descripción de los caminos carreteros, obviando los de herradura.

Para una mejor estructuración de este estudio y así facilitar la comprensión de su contenido, se considerará secuencialmente cada una de las principales vías de comunicación que surcaron históricamente esta comarca, esto es:

a) El Camino real que discurría a lo largo del valle de los ríos Pisuerga y su afluente areños;
b) El itinerario que atravesaba el valle del río Carrión y su afluente arauz;
c) la ruta que recorría las tres vertientes hidrográficas que confluyen en esa comarca.

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[1] Cf. Madoz, P., Diccionario geográfico-estadístico-histórico. Santander. Valladolid 1984, p. 168.

[2] «La comarca de Cervera pudo tener pobladores desde el siglo VIII, aunque también es probable que sólo fuese frecuentada desde la Liébana, de paso o pastando. Hay un indicio, aunque inseguro, en ciertos topónimos cuya fonética se relaciona estrechamente con la lebaniega, tales como Bañes, Lores, Camasobres, Estalaya, Ligüérzana, y Lebanza. Claramente anterior al siglo VIII es Muda<Mutabe, sin que esto sea testimonio de hallarse poblada en ese siglo. Carecemos de testimonio expreso sobre tales poblaciones en el siglo VII. En cambio las crónicas que narran las acciones de Alfonso I dan cuenta explícita de que con gentes replegadas de la cuenca del duero repobló las regiones de asturias, Primorias y Liébana, pero nada dice de que hiciese algo semejante en las tierras del alto Pisuerga, en las que el fuero de Brañosera alude a una ciudad muerta y a la vía usada por los de Cabuérniga. La serie de castillos que más tarde se documenta en la comarca parece responder a la necesidad defensiva frente al peligro musulmán. La hagiotoponimia de la comarca concuerda con la asturiana del siglo IX (San Cebrián, San Julián, Santibáñez, San Felices, San Salvador y Santa María). En todo caso es cierto que al iniciarse el siglo IX la comarca revivió con la repoblación» (GonzáLEz GonzáLEz, J., Historia de Palencia. I. Palencia 1984, p. 156; cf. García Guinea, M. Á., El románico en Santander. I. Santander 1979, p. 65.)

[3] Cf. ruESGa HErrEroS, L., Breve crónica de “La Hermandad de los doze lugares que se titulan el condado de Pernía”. Ad instar manuscripti, p. 22. Sin embargo, inicialmente estaba previsto otro trazado hasta el mar: «El día que se realice la construcción de la carretera, cuyo proyecto tiene realizado el gobierno desde 1843, y que ha de enlazar la provincia de Palencia hasta el puerto de San Vicente de la Barquera por los valles de Polaciones y Tudanca, adquirirá el puerto de Cervera grande importancia, porque, continuada la línea hasta la capital del Carrión, las producciones deben afluir a dicho punto como el más a propósito para el comercio de los partidos de Campos, con cuyas importantes mejoras ganaría también mucho toda la provincia» (Madoz, P., Diccionario geográfico-estadístico-histórico de Castilla y León. 4. Palencia. Valladolid 1984, pp. 81-82).

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