Sin término medio

En agosto del año pasado se reparaba el puente de Polentinos. El puente fue contruído en 1940, al mismo tiempo que el embalse de Requejada, cuando quedaron sumergidos unos metros más abajo el pueblo de Villanueva de Vañes y la Venta de Santa Lucía, donde según la copla que se hizo popular por estos pagos, acudían las mocitas de la Castillería a rezar a la Virgen.



Polentinos es un pueblo que en los meses de verano, como el resto de los pueblos del contorno, se llena de veraneantes. La obra era necesaria y, aunque el tiempo de ejecución se fue demorando, por fin se le cambió la cara, reforzando su estructura y dotando al conjunto de un sistema de drenaje para evitar la acumulación de nieve y mejorar la visibilidad al sustituir los pretiles de ladrillo por una barandilla de metal.

Hasta aquí, todo normal, salvadas las molestias que toda obra origina y teniendo en cuenta la época de mayor trasiego. Para darle paso a quienes allí moran o descansan, las autoridades habilitaron un desvío provisional por la Abadía de Lebanza. Dado que fue un verano de tormentas y lluvias torrenciales, aquel camino que, habitualmente, te introduce en el monte y te enseña el Carazo por un lado, hacia otro el Peñalabra y, a intervalos, asomando las crestas de nuestro Curavacas; un camino que, de excursión es como una profunda introducción a los anales de esta tierra, en esas circunstancias se convirtió en un valle de lágrimas por el barro acumulado y las dificultades añadidas en un camino provisional de tierra y grava.

La cosa no tendría otro interés que el de un simple desvío, si no fuera por la historia que se difundió luego y en la que estaban involucrados los ecologistas, quienes trataron por todos los medios, y al final consiguieron, impedir que se levantara un puente provisional unos metros más arriba, labor de la que se encargaría un destacamento del ejército. Ya es de dominio público. Quienes se afanan por transmitir las disciplinas de esto que llaman ciencia, aunque en clara minoría, tienen poder para explorar y, en su caso, impedir que una obra pueda dañar las acequias de un río. No aportan una solución alternativa. ¿Qué ocurrirá –nos preguntamos– el día que deban hacer lo mismo con el puente de Vañes, una vía principal que comunica Potes con Cervera?

Los mismos que mostraron su oposición a levantar un puente provisional, se oponen al trazado de la carretera que comunica La Castillería con Barruelo, una obra sobre la que ya ha realizado un estudio previo la Diputación de Palencia. Es importante que se tengan en consideración todas las manifestaciones. Las de los ecólogos también.  Lo de la prioridad ya es otra cosa.  A los que viven aquí les van a decir cómo se cuidan las plantas o cómo se arreglan los caminos. Y no estamos hablando ya de unas obras de gran envergadura. Hablamos de una solución puntual para comunicar un pueblo o del asfaltado de un camino ya hecho, lo que no implicará grandes movimientos de terreno y, fastidia que sin consultarle a quienes viven allí, se decida dar prioridad a lo argumentado por una asociación que como tantas otras sigue sin ver y considerar en su justo punto a las personas. Que es muy bonito exhibir un talante de admiración hacia las flores y los campos. Que hasta los más indisciplinados llevan algo en sus venas de disposición  a levantar lo que se cae; Que hasta quienes reprochamos su presencia en todos los lugares, sentimos un poco de envidia por ese humo que levantan sus críticas, pero la victoria, como bien asumió uno de ellos en la prensa, ha de ser algo secundario. ¿Significa que quien no lleva un carnet en su cartera, está a favor de la voladura de todos los puentes? ¿Que todos los que viven aquí aman menos que ellos esta tierra porque hayan decidido aprovecharse de las nuevas técnicas para restaurar una propiedad en ruinas o limpiar un camino cerrado por la maleza? ¿Y qué es lo que proponen o lo que muestran en su cartas para que la mayor parte de la sociedad esté en su contra?

No es cuestión de satisfacer la curiosidad. Es cuestión de aprovechar las nuevas tecnologías para que no falte lo necesario. ¿A quién sino a los propios habitantes les va a interesar conservar con ciertas garantías y decoro el medio en el que viven, el medio que sus antepasados les legaron, el medio del que todo el mundo habla como uno de los espacios mejor conservados de Europa?

De la sección del autor "Fuente Cobre", en Diario Palentino
Imagen: @Toño Gutiérrez

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