Democracias ancestrales (y III)

  • Estos pequeños pueblos tenían una autonomía casi total a la hora de ejecutar obras o disponer de sus fondos. Igualmente hacían uso de sus terrenos, cuyos rendimientos por arrendamientos, aprovechamientos cinegético o forestal, les aportaban una buena cantidad de euros que administraban como deseaban. Muchas veces eran más ricos que el Ayuntamiento del que dependían.

  • Elionor Ostrom, premio nobel de Economía en 2008, elogiaba la capacidad de autogestion de los pueblos, conservando así los bienes comunales.



Cuando me propongo un tema para esta columna, que aquí, hables de lo que hables, nadie interfiere ni molesta, voy siguiendo un poco la actualidad que impera en los últimos años, la nuestra, de la montaña palentina, y confieso que nunca me había retrotraido o postrado tanto como en esta última serie, a raiz del acuerdo del Gobierno por el que se suprimen la mayor parte de las Juntas Vecinales.

Me he sentido tan vapuleado como los leoneses, porque como ellos, con quienes compartimos en otro tiempo historia, (estuvimos muy vinculados a Cantabria desde siempre y pertenecimos a la diócesis de León), he visto y he vivido en aquél sistema, que no sería perfecto seguramente, pero era justo; donde cada vecino tenía un voto, exponía su criterio y acataba las disciplinas aprobadas por la mayoría en Concejo abierto. A medida que se fueron perdiendo costumbres por la emigración de sus gentes -como la de segar el prao del toro en Lores-, y otras se fueron asumiendo desde los Ayuntamientos o la Diputación, el vecindario se fue adaptando, siempre que les quedaba un dinero para arreglar la Casa del Pueblo, para la orquesta del día de la fiesta, para la traída de agua o el empedrado de una calle.

Soy consciente de que los escasos habitantes de tantos pueblos castellano leoneses, nada podrán hacer para que se supriman todas definitivamente, lo que te indigna y te rebela, porque no son las Juntas las que causan quebranto económico y a lo largo de su historia hay numerosos ejemplos, por citar uno el que recordaba recientemente nuestro diario sobre la Junta Vecinal de Tarilonte de la Peña que, en 2010, gracias a un dinero obtenido por las expropiaciones de las presas del Valdavia, decidió conceder 12000 euros en ayudas económicas a sus vecinos.

¿Entonces, a qué viene suprimirlas? Pues sencillamente, porque necesitan justificación para apropiarse de todos los recursos que administran.

Para la sección "La Madeja", en Diario Palentino y Globedia.
Imagen: Espadaña de la iglesia de San Salvador de Cantamuga. @José Luis Estalayo.

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