El románico erótico (II)

En la colegiata de Santillana del Mar, una mujer acaricia el pene de descomunales proporciones de su amante, lo que para los investigadores, la curiosa escena nos inclina más al vicio que a la virtud. La iglesia condena todo aquello que no vaya dirigido estrictamente a la procreación, como si quisiera obviar el hecho del goce, que es intrínseco con el acto.


La población está bien al tanto de esto, pues no hay intimidad en los hogares y la privacidad es relativamente imposible, de ahí incluso que, entre las escenas, aparezcan también sirvientes y alcahuetas observando el acto sexual de la pareja. En la renombrada iglesia de San Martín de Tours, de Frómista, en pleno Camino de Santiago, uno de los iconos del románico europeo, se aprecian escenas eróticas, como el que sugiere uno de los capiteles, restaurado en el siglo XIX.

En San Pedro de Cervatos (Cantabria), se observa otra pareja de canecillos impúdicos, como en Villanueva de la Nía, en la misma comunidad autónoma, al igual que las que se localizan en San Miguel de Cornezuela, en el Valle de Manzanedo, (Burgos). Esta muestra, que no es ajena al resto de Europa, ni al resto del mundo, en diferentes épocas de la historia y en diferentes estilos arquitectónicos, nos llevan a buscar una explicación. Algunos estudiosos lo sugieren como una lectura para el "analfabeto" mundo rural, de manera que les quede claro que aquello les llevará al infierno. Otros entienden las imágenes como una invitación a procrear en tiempos de guerras y pestes. La iglesia, que va ganando poder, necesita gente que pague impuestos para llenar de dinero sus arcas; es mas, quienes se inclinan por esta motivación, están convencidos que muchos campesinos compraban su perdón con el dinero. A más población, más pecadores y más ingresos. Las sugerencias son múltiples y algunos especialistas lo entienden como la libertad total de la que disfrutaban los canteros a la hora de plasmar sus obras y a la que me refiero en el próximo capítulo. Otros investigadores consideran que algunas de las mutilaciones que se observan en capiteles o canecillos pudieron ser causados por los vecinos de los pueblos, convencidos del carácter impúdico de aquellas iconografías, pero no es fácil para nadie determinar las causas que llevaron a este tipo de creaciones.

De la sección "La Madeja", para "Diario Palentino" y "Globedia". 

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