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El bosque de Roberto

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Por aquellos días ya andaba Robert Wagner investigando por el contorno, hasta topar con el paleobosque de su vida. Emiliano Vega, el presidente de nuestra asociación, nos invitaba a tomar parte en el reportaje que se estaba preparando sobre el bosque de fósiles de Verdeña. Allí estaba Roberto, miembro honorífico de “fuente cobre”, disertando sobre un antiguo mar cuyo bosque revuelto salió a la luz en aquellas catas mineras que propiciaron el descubrimiento. Nuestra curiosidad no daba crédito. Aún hoy, cuando emprendo el camino que me lleva a este punto; cuando vuelvo a recorrer aquel sendero de Verdeña, uno de los pueblos más encantadores de nuestra montaña, el mar del que hablaba tan apasionadamente Roberto Wagner, todo me parece un trozo de aquel sueño; las marcas de la pared, restos de árboles retorcidos por un tremendo cataclismo que cambió todo, aquel camino como parte de un cuento; un lugar, en definitiva, al que nunca llegará ese soñado cambio que implica el movimiento de las p

Carretera en proyecto permanente

No voy a cambiar el discurso. No lo he cambiado nunca y menos a estas alturas de la vida. Hoy toca nuevamente carretera. El discurso recurrente de los otros, busca de forma premeditada y repetitiva votos y beneplácitos para los próximos comicios.
El nuestro es un tic incesante que busca mejoras y resultados para 2000 personas que van y vienen por la montaña; alguno más que la utiliza de trampolín hacia Cantabria o como ruta del románico que pasa por estos últimos pueblos de Palencia. Y para Palencia en general que tiene aquí un inmenso balón de oxígeno que debe cuidar, quedando cada día menos gente dispuesta a regar este inmenso y desconocido jardín, permítanme esta licencia.




El mensaje de los políticos, siempre llega cargado de promesas. Y no me vengan con milongas porque los candidatos ya saben de sobra, deben saberlo -ignorarlo no les exime de culpa- lo que necesita el pueblo. El pueblo necesita que se cumplan las promesas que hicieron, y donde ya juraron sobre la biblia que no dejarían sin recursos a estos pueblos. 

Pero pasan los años y todo sigue bajo mínimos. Se hablan de millones destinados al arreglo de la carretera que bordea el pantano de Requejada. Se justifica la tardanza porque algunos animales en peligro de extinción están hibernando, se entiende la demora por el propio invierno que es duro y largo, con más razón el último;  por las características del terreno, en fin, por todo. Ya Palomero, recuerdo que me dijo, que dónde iba a parar, que estaba elucubrando, que en cuatro años estaba la carretera más que lista. Y ya estamos en el cuarto año, con una mierda de carretera reparada, otra mitad sin acometer, un puente de Vañes que se nos cae a trozos y una parada que ya no obedece ni al oso, ni a la avutarda, ni al invierno; una parada que ya no sabemos a qué motivos obedece, ni quién gana dinero retrasando las obras, ni a dónde va el dinero destinado a las mismas. ¿Y vienen ustedes a pedir un voto? Lo raro es que no se les caiga la cara de vergüenza al comprobar que treinta años después siguen los pueblos donde estaban, milagro que las gentes que los viven resistan en estas circunstancias, viendo caer un servicio tras otro, ante el beneplácito y la adulación de muchos de quienes los gobiernan.

Para la sección de "La Madeja", en "Diario Palentino" y Globedia.
Imagen: Orígenes

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