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Mostrando entradas de octubre, 2015

Turismo sostenible

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Son tantos proyectos los que han pasado a mejor vida sin que los ciudadanos lo hayamos percibido, que cuando nos anuncian otros proyectos de futuro inmediato, lo tomamos sin más como un escrito nuevo que se añade a todos aquellos planes que quedaron pendientes o se archivaron sin que volviéramos jamás a oír hablar de ellos. Inicialmente, lo que más te sorprende, es que todavía quede gente dispuesta a poner en marcha historias que impliquen la mejora de nuestros pueblos, a excepción, lógicamente, de los representantes de la Administración y de los Entes locales, que están dentro de este Plan de Acción que se cita y cuyo trabajo en sus respectivos municipios ha dado pie a la Carta de Turismo Sostenible. Aquí se han mencionado a lo largo de los últimos años inversiones millonarias que nunca se han llegado a ejecutar, ni siquiera el baile de millones que aparece en los carteles desde Cervera al puerto de Piedrasluengas en lo que respecta al arreglo de la carretera, por lo que uno se

Desde la cima de Tres Mares

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Al hilo del reciente artículo "A dos bandas" sobre Tres Mares, podría añadirse que este punto es, sin duda, la mejor y más accesible atalaya desde la que puede verse, sin más que girar la mirada desde Valdecebollas a Peña Labra, toda la Pernía y aun más allá, como si se tratase de un gran mapa en relieve. El acceso a Tres Mares desde Pernía es laborioso, pero desde Alto Campoo, en Cantabria, se llega sin dificultad. Desde Tres Mares se divisan cuatro pueblos de Pernía, los dos del Valle de Redondo, Tremaya y El Campo; los otros pueblos los oculta la orografía de la comarca. En cambio, se puede reconocer lo más destacado de la geografía perniana: el Pisuerga que escapa de la Cueva del Cobre, las Peñas del Moro, la Peña Tremaya, Abismo, Carazo, Maldrigo, Sierra de Albas y un largo etcétera, cerrándose el panorama con los más lejanos picos de la Peña Redonda, Santa Lucía o el inconfundible Curavacas y detrás la cadena que va desde el Espigüete a Peña Prieta, prolongándose ya

Cabria

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En el Becerro de las Behetrías (Siglo XIV) figura como “… lugar yermo en el que moran sólo hidalgos y en el que no hay pecheros.”, perteneciente a la Merindad de Aguilar y con Abadengo (de los abades de Aguilar, San Salvador de Oña y del Obispado de Burgos). Toponímicamente, el nombre del pueblo significa “el lugar de las cabras”, aunque también podría interpretarse como “el lugar alto” o de “Castro fortificado”. Este lugar estuvo ocupado, probablemente, en época romana, figurando en documentos medievales como “Civitas Cabria, Cambria o Camárica”. En las antiguas bulas (3) se le conoce como Quintanilla de Cabria y perteneció al Monasterio de Santa María la Real. En el Diccionario de Pascual Madoz (1846 y 1850), se contabilizan "12 casas, 14 vecinos, 73 almas y un presupuesto de 1106 reales..." Mención especial merece su iglesia de San Andrés que, aunque románica en buena medida, con una hermosa pila bautismal, sufre notables transformaciones en los siglos XVI, XVII

Una mariposa en Villafría

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En el corazón de los Picos de Europa se localiza Posada de Valdeón, la capital de los pueblos del valle, entre los que se encuentra Caín, donde se inicia la archiconocida ruta del Cares. ¿Y qué tiene que ver Villafría con el Cares?, se preguntarán ustedes con razón. La revista alemana Nachrichten des Entomologischen Vereins Apollo se hizo eco hace unos meses del descubrimiento de una nueva especie de mariposa, la Heterogynis yerayi o enlutada cántabra, que se localiza así mismo en la Sierra del Brezo, en torno a la localidad de Villafría de la Peña. Los biólogos David César Manceñido y Félix Javier González, en un pequeño ensayo que lleva por título "el valor de León" calculan que aquella provincia alberga 1020 especies de mariposas, algunas tan curiosas como la Danaus plexippus que se avistó en Cereales del Condado en Junio de 2011, o la extraña Eriogaster catax, que vuela entre finales de septiembre y principios de octubre en áreas de montaña y que por el mismo tiemp

Entre el cielo y la tierra

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Hay paisajes que son la memoria de nuestra tierra, que evocan otros tiempos, otras voces. Cierro los ojos y puedo recordar una por una las montañas que me rodean en un lento giro de 360º, los collados, las sendas que llevan a sus cimas, los pastos ahora dorados donde sestea el ganado y que disputan el ocre a los robles y compiten con el rojo de las hayas. Puedo escuchar el eco de la voz del Pisuerga, ahora pausado y agotado por el estío, que en primavera fluye poderoso e intratable con el brío de las aguas del deshielo que alimenta la nieve de las cumbres. Hay paisajes que son las voces olvidadas de quienes amaron nuestra montaña, la respetaron y legaron a sus hijos, y estos a los suyos y así hasta que esta se funda con el cielo en un paisaje único, casi onírico de cielos azules y nubes glaucas o tenebrosas, de piedra caliza vestida de líquenes añejos, de bosques que esconden el milagro de la Vida con mayúsculas, porque nuestra Montaña Palentina es Vida y está viva. Justo ahí, entre

Bustillo de Santullán

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Se encuentra este pequeño pueblo de casonas señoriales, en una hondonada, a los pies de la Sierra de Corisa y dividido por el arroyo barrial. A finales del siglo XIV, según citan varios autores, Bustillo fue solariego de los hijos de Juan González Guadiana. En 1515, la vicaría de Bustillo pertenecía a la de Soelmonte (36) y ambas al arciprestazgo de Aguilar. En el censo de 1842 contaba con 68 vecinos y a la caída del antiguo régimen se integraba en Santa María de Nava. En la zona más oriental del casco urbano se encuentra la iglesia de San Bartolomé, de la que destaca su espadaña. Conforman su Patrimonio dos retablos de los siglos XVI y XVII y una pila bautismal con cuatro columnas esquineras. La iglesia ya se cita en el diccionario de Madoz con esta curiosa coletilla: "Bajo la advocación de San Bartolomé, servida por un cura párroco de nombramiento del ordinario, y un sacristán que presenta el cura, y una buena fuente de abundantes aguas para el surtido del vecinda

Como en Fuenteovejuna

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A los que gobiernan, cuando no hacen lo que deben, cuando no gobiernan para todos los que viven y trabajan en su comunidad; cuando una legislatura tras otra hacen caso omiso de las necesidades más básicas, porque básico es tener un camino en condiciones para acudir al trabajo o a reponer la despensa, hay que menearles, hay que despertarles y por ese camino hoy sólo se vislumbra la rebelión. A los que gobiernan, cuando no hacen lo que deben, cuando no gobiernan para todos los que viven y trabajan en su comunidad; cuando una legislatura tras otra hacen caso omiso de las necesidades más básicas, porque básico es tener un camino en condiciones para acudir al trabajo o a reponer la despensa, hay que menearles, hay que despertarles y por ese camino hoy sólo se vislumbra la rebelión. Un levantamiento o esperar otros cuatro años a que se convoquen de nuevo elecciones y como en una lotería confiar que se coloque al frente la persona que, en la misma tesitura que sus gobernados ponga fecha

Pico Tres Mares

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El Pico Tres Mares es una montaña de Cantabria y de Palencia ubicada en la Sierra de Híjar, entre los valles de Polaciones, la Pernía y Campoo. A lo largo de su historia se ha conocido como "Pico Negro", "Pico de los Asnos" y "Peña Labra". Su nombre actual de "Tres Mares", es probable que se deba al historiador y genealogista cántabro Ángel de los Ríos, cuya generosidad -atestiguan los biógrafos- le hizo arrojarse a causas justas y perdidas de antemano, y cuya sordera le llevó refugiarse en la Torre medieval de Proaño o construir en su propiedad de Tajahierro, el camino de Palombera. En las vertientes de esta mole tan significativa para nosotros -única montaña en España donde se suscita tal fenómeno-, nacen los ríos Pisuerga, Nansa y Ebro, y los tres van a parar a tres mares distintos: Atlántico, Cantábrico y Mediterráneo. © Froilán de Lózar.© José Luis Estalayo Esta sección se muestra también en pinterest Sección de orígenes © A dos ba

Brañosera

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Castilla, tal y como nos lo cuentan, tiene en Brañosera el primer pueblo instituido como tal. Siempre que nos hemos referido a este rincón lo hemos hecho mencionando su Ayuntamiento, el primero de España. El diploma donde así constaba se ha perdido y a lo sumo, sabemos, que hasta el siglo XVIII se localizaba en San Pedro de Arlanza, y allí lo copió un benedictino de Silos. El conde Munio Núñez debió gobernar estas tierras en nombre del rey Alfonso II. Es la primera vez que un noble de la tierra interviene en el avance colonizador, pues como ya hemos visto esta iniciativa fue eminentemente eclesiástica y popular. Procedentes de Malacuera, llegan al norte de Palencia los foramontanos, formando el Consejo de Brañosera al amparo de lo que los condes mandaron en la carta puebla. Son los primeros repobladores cristianos que se aventuran desde la protección de sus asentamientos al norte de la cordillera Cantábrica. Utilizan rutas de Norte a Sur para llegar, todas ellas atrave

Guardo, el municipio 64 de Pontevedra

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Quiero también hacer un canto más continuado de Guardo, donde me vienen al recuerdo las curiosas ubicaciones que a lo largo de la historia se le han ido asignando. En el siglo XVI, el mismo siglo donde se crea la Casa de Contratación en Sevilla y se inicia un largo tráfico marítimo con Indias, donde recalarán un buen número de personas de las montañas cántabras, y algunas de la nuestra, Guardo perteneció a la provincia de Valladolid. A finales de aquel mismo siglo, en 1594, pertenece a la provincia de Toro, aunque, como bien cita Reyero, eclesiásticamente siempre perteneció al obispado de Palencia y, en los asuntos judiciales al partido de Carrión de los Condes. Aunque en la división de las provincias de 1820 se quiso suprimir la de Palencia y repartir su territorio entre León, Santander, Burgos y Valladolid, nunca se llevó a cabo por la fuerte oposición de los palentinos y el poco convencimiento de los demás. Pero no quiero extenderme mucho, pues lo que vengo a recordar aqu

Otoño para siempre

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El luminoso verano ha ido desvaneciéndose sigilosamente, sin prisa, y el glorioso otoño ha llegado mostrando su propia belleza y colorido ¡Escuchad!. Se levanta el viento y el aire se asilvestra de hojas de todos los colores. Las hojas de las sabinas mudan de color junto al camino de la mina, las hayas de las laderas visten de ocres brillantes y rojizos anaranjados la línea del horizonte, los brezos púrpuras van tapizando las descarnadas faldas del monte al que se asoman las raíces casi aéreas de las esbeltas y añosas hayas, y los endrinos ofrecen su frutos, generosos. El arroyo Lombatero discurre por en medio del valle. De repente la paleta de colores con que la Naturaleza colorea el otoño en Santa María , en el Valle de los Redondos, aparece ante nuestros ojos convertida en piedra para le eternidad. Estratos de areniscas que la luz va mudando de color, ondas verticales de colores otoñales salpicadas de pequeñas plantas que desafían a la Vida allí donde la piedra se pintó de Otoño par

Boedo de Castrejón

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Otro lugar donde la despoblación hace tiempo que ha tocado fondo. Madoz, en el siglo XIX, al nombrar este término, nombre al Boedo como "río de la plata", aludiendo al dinero que se habían gastado en pleitos los pueblos por donde discurría, para poder hacer uso de sus aguas. Ya en los cartularios de la Abadía de Lebanza se le menciona como "Bodo" o "Buedo". Parece que en el siglo XIX, el lugar sufría a menudo serias inundaciones provocadas por las lluvias y crecidas invernales. En una crónica publicada en este diario, se dice que hasta el año 2011, Boedo era el único pueblo habitado de la provincia de Palencia que no disponía de luz eléctrica, pero lo cierto es que, según me explica uno de los 2 habitantes que la pueblan, nunca llegó la luz y así lo manifiestan sendos carteles colocados en la pared de una de las casas. Gracias a un convenio de colaboración suscrito en diciembre de 2010 entre el Instituto para la Reestructuración de la Min

Luis Guzmán, in memoriam

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Siempre han existido pregoneros de altura, aun sin ser conscientes de ello y, no puedo olvidarme de Luis Guzmán Rubio, que nos dejaba hace unos días y que al hacer la memoria de su llegada a la montaña ya nos traslada una bella estampa. Cuenta que llega a Cervera en un coche de la empresa Isasi, que tenía su parada en el hotel del mismo nombre. Luis venía destinado como maestro a San Felices de Castillería. Mientras esperaba el coche de Rafael Duque, que le dejaría en Vañes, llegaron hasta sus oídos las notas que salían del piano que había en el comedor del hotel, y se acercó empujado por su tremenda afición a la música. Así conoció al doctor Giralte, médico de la zona que se interesó por su destino. Cuando le confesó que venía destinado como maestro a la Castillería, el doctor se levantó, le cogió del brazo, le acompañó a la calle y le aconsejó que regresara a Palencia. Pero no era esa su intención y ante su deseo de proseguir viaje, Giralte le puso en contacto con Pedro Tejerina