Hasta las Médulas
El tiempo no merma la pasión por aquellos rincones con los que uno más se identifica: los propios, aquellos con los que te alientas desde niño, y los anexos, rincones preciosos por donde, a pesar de tanto contratiempo, todavía luce el río y alumbra la vereda. Hace unos días llegaba a mis manos una preciosa leyenda cabreiresa, transmitida oralmente de generación en generación, que explica de forma sugerente, cómo crearon los romanos la red de canales para conducir hasta Las Médulas el agua y extraer así el oro de sus minas. Cuentan que el rey prometió la mano de su hija al primero de los siete hermanos que consiguiera llevar agua hasta unas tierras repletas de oro. Curiosamente, todos empezaron a excavar desde el río, a excepción del más pequeño que empezó desde las minas, soportando las chanzas de todo el mundo porque su canal estaba vacío. Él hizo oídos sordos y siguió adelante hasta encontrarse con uno de los canales de sus hermanos, lo que sirvió para llenar el