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Valorar lo que tenemos

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Creemos que con un día de marcha ya hemos reivindicado suficientemente nuestro estado. Y que la prensa y el resto de medios de comunicación serán los vehículos idóneos para extender la llama. Y los poderes públicos se verán obligados a resarcirnos por tantos años de silencio. Ahora más que nunca, con los ejemplos que nos llegan de otros sitios, creemos que no sólo nos adeudan los años aquellos de penurias, cuando hasta el rey venía pidiendo, y pedían los curas, y los Señores, y los Condes... aún en tiempos de malas cosechas, en una tierra siempre expuesta a los largos inviernos. Creemos que del pasado les deben a los nuestros un reconocimiento, que tampoco se ha visto compensado con los importantes pasos que en materia turística han dado las Instituciones palentinas en los últimos años. Creemos que nos deben el progreso, con unas vías de comunicación que hubieran generado el tránsito debido para una repoblación que hubiera asentado la confianza, siempre que el mal de la despob

Si me lees dentro de 100 años

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Llega un momento en cualquier actividad, en cualquier vida, donde se hace un balance, para seguir en la misma línea, si lo que se hizo estuvo bien, o para buscar una alternativa si el resultado no nos satisface. En mi caso, las nuevas tecnologías sirven de referencia para recuperar allí viejos escritos, encontrar motivaciones parecidas en otras latitudes castellanas que sufren los mismos o parecidos males y globalizar de alguna manera nuestros enclaves a punto de ser devorados por ese cáncer de la despoblación al que no se le ha encontrado medicina eficaz en ningún lado. No sé por qué, siempre se valoran las propuestas de los demás cuando quienes las hicieron están requetemuertos y sólo quedan las hemerotecas para darles el cumplido reconocimiento. Como eso no va a cambiar en el tiempo, aprovecho para agradecer por anticipado, ahora que puedo, a quienes tengan la ocasión de leerme dentro de cien años, y acaso me citen con el mismo deleite que yo cito a quienes describieron ante

El invierno es cosa seria

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Leo en un diario nacional que los inviernos no fueron siempre tan aburridos como ahora. Los actuales hombres del tiempo han encontrado muchos años después la causa de aquellos inviernos tan largos. Se trata de una línea imaginaria que comunica estas tierras con el Mar Cantábrico, el vacío formado por el curso del río Deva y los vientos norteños que chocan en el "boquete" que forma el Peñalabra y la Peña Bistruey. Resulta interesante y divertido verse uno reflejado en tan importantes medios de comunicación y con explicaciones que desbordan nuestro limitado entendimiento. El periodista lo resume así: "Las masas de aire forzadas a elevarse por primera vez en estos puntos, descargan cantidades ingentes de nieve..." Parece que lo que le mueve a esa rigurosa investigación, es la cita que aparece grabada en el atrio de su iglesia: "Año 1713. A 26 de febrero comenzó a nevar y no cesó hasta el 29 de abril. Ese día había 12 varas". Hace unos días, en conversa

Un luthier en Ruesga

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Parece que el inventor del violín fue Andrea Amati, de Cremona, allá por el siglo XVI. Le siguió la familia Bergonzi. Luego se fueron sucediendo Luthiers de Milán, de Venecia, de Nápoles. A principios del XIX se hizo muy famosa la escuela de luthería francesa de Mirecourt, donde sobresalió la familia Vuillaume. En mi peregrinar por la red he visitado a Ricardo Alessia, un luthier argentino que inauguró su taller en 1989 y cada día se enfrenta a desafíos importantes e impensables. También he sabido de Carlos Arcieri, colombiano que vive y trabaja en Nueva York y que es considerado uno de los más destacados luthier de la actualidad y de Antonio Manjón, un luthier de Badalona que se define como artesano de la música y que expone en Alemania, Belgica, República Checa... ¡Cuánta gente se mueve por el mundo! Gente que vale, gente que, como los canteros levantaban las catedrales en la Edad Media, seleccionan con mimo su barniz, lucen y reparan los instrumentos para que vuelvan a

¿El hospital?¿Otro Golobar?

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A veces uno se tira casi una vida entera escribiendo de aquello que preocupa a la gente de la España rural, a la gente de nuestros pequeños pueblos de la montaña palentina. Y cuando uno echa una mirada al pasado, buscando balances positivos, la desolación es la palabra más suave que se me ocurre en estos momentos para definirlo. Uno se siente defraudado, desmotivado, sin el apoyo de quienes la gestionan y sin la implicación, salvo pequeñas excepciones, de quienes lo padecen. Pero uno sigue aquí a pesar de todo, que eso sí que son ganas de revolver en lo imposible. Por si esto no fuera suficiente para desengañarnos, parece que hasta la culpa la va a tener el mensajero por recordar aquí una vez tras otra que estamos ya a muchos años de aquellas promesas que se hicieron, y que sin la intención de llevarlas a cabo se siguen haciendo, para ponerle freno a esa tenaza de la despoblación y acercar lo más posible un hospital en condiciones a estos aislados pueblos. Mi amiga Marta Redond