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Volando Voy

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El domingo 15 de octubre, Jesús Calleja, ese leonés todo terreno, nos llevó volando por aquella parte de la montaña que mira al valle de Mudá. Porque todos volamos de algún modo con los protagonistas del encuentro. ¿Qué es el románico?, preguntó. Y ni hizo falta una respuesta expresa. El románico es un sentimiento, una manera de vivir; un arte que, ochocientos años después, sirve de acicate para mostrar esta pequeña suiza nuestra. Se ha dado un hecho muy curioso, que ha de servir de llamada a quienes nos gobiernan. Salvo la excepción de Jesús González, y su apuesta por el Centro de Interpretación del Bisonte Europeo, no se ha contado con la participación de los políticos; ha hablado el pueblo llano, los custodios de nuestras iglesias, los historiadores que lo promocionan cada día, las monjas que atienden a las visitas en el monasterio de San Andrés de Arroyo, las personas que lo viven con una emoción y un amor que embelesa a cualquiera. También ha suscitado controversias. Hoy

San Martín de los Herreros

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Según el topónimo, "lugar de yacimientos de hierro", lo que sin duda explica la localización en su término de antiguas explotaciones de hierro, mineral que se exportaba a Holanda a través de los puertos de Bilbao y Santander. Ya en el Becerro de las Prestaciones de León, se menciona la localidad como "Ferros de Sant Martino” y en la época de Alfonso VIII como “río de los ferros”. Tiene sentido, entonces, que uno de los oficios más apetecidos fuera el de herrero, quedando todavía vestigios de algunas fraguas y explotaciones. En su iglesia, un edificio de mampostería, se encuentra la Virgen de Polleda, una talla de madera del siglo XII. A un kilómetro se localiza la abandonada ermita de San Roque, patrono del lugar. Se mencionan otras ermitas y algunos aseguran que en el término conocido como "los Casaritos", existió un antiguo despoblado medieval. Una de las curiosas leyendas con la que nos deleita la historia es la que habla de los hachazos que los solda

Para que no te olvides

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A mediados de septiembre, aprovechando unos días de vacaciones, fuímos a visitar Cenera de Zalima y Villanueva del Río, dos pueblos que no conocíamos, pues cuando los anegó el pantano de Aguilar nosotros éramos unos críos. Pero no fuímos los únicos. El lugar, al que se accede por una carretera de tierra, lo que queda de la vieja carretera que los comunicaba, estaba lleno de coches, visitantes que habían tenido el mismo impulso que nosotros por revivir la historia, o que venían de fuera, alertados por las imágenes que estos meses han publicado los medios de comunicación.   Un servidor, como mero observador más de aquellas ruinas, pero Estalayo, intrépido fotógrafo, indagando por aquí y por allá, haciéndose con una balsa para llegar hasta las ruinas ahora regurgitadas por las aguas, retratando los restos de su iglesia, cuya portada románica se instaló en el castillo de Monzón de Campos, reportaje que estudiamos presentar al filo de la Navidad en la sección de los domingos, como

San Mamés de Zalima

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Desde San Mamés de Zalima, la frontera del condado castellano seguía durante casi 100 Kms las aguas del Pisuerga, hasta su confluencia con el río Arlanza. (53) En el año 2000, esta localidad, próxima al embalse de Aguilar de Campoo, tenía 5 habitantes; según el INE, en 2012 tenía 18. Y es curioso que en el censo de 1842 contase con 5 hogares y 26 vecinos. Orientadas las fachadas de sus casas hacia el sur, no así la fachada de su iglesia, orientada hacia el este. Sorprende a los estudiosos de nuestra Arquitectura Popular, el espacio o portalón que se habilita en todas las casas para el carro. Muy similar su estructura a la cercana población de Renedo de Zalima. A mediados del siglo XI, Fronilde Fernández, nieta de la condesa doña Ofresa, dona al Monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo el Monasterio de Sancti Michael de San Mamés, con sus ornamentos, objetos sagrados y pertenencias. El templo, dedicado a San Miguel, es de dos naves, que también ha sufrido modificaci

Un día por Valdeolea

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Hay lugares cercanos que desconocemos, con historias y encantos similares a los que por aquí vamos contando de nuestra montaña palentina.  Es el caso del valle cántabro de Valdeolea que comunica con los nuestros por la sierra de Hijar y que es clave para conocer el proceso de romanización que allí se hila, un proceso que nos alcanza y nos hermana de algún modo, pues aquí llegaron algunos de los maestros canteros que trabajaron en las nuestras y uno de cuyos ejemplos lo encontramos en Las Henestrosas de las Quintanillas, una pequeña población a 7 kilómetros de Mataporquera.   Entre aquel término y Bercedo, en lo alto de un cerro, se localiza Santa María la Real, una pequeña iglesia, cuya primera construcción, de una sola nave, data de finales del siglo XII. Los historiadores la sitúan en el románico tardío, aunque muy reformada en los siglos posteriores. En 1503 se ampliará con dos naves laterales. De la mano de nuestra guía y amiga Margarita Marcos, pudimos admirar las pintu