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Agua de Pernía

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Compruebo que en el boletín electrónico de la Casa del Parque hablan de limpieza y saneamiento, que siempre es bueno para todos e invita a cambiar algunos hábitos. Aseguran allí que se han recogido basuras en las márgenes del Río Pisuerga, y en las márgenes del río Lores. Que se han retirado grandes cantidades de envases de medicamentos para animales, envases de productos de uso doméstico, neumáticos, plásticos y chatarras. Bien. No podemos permitirnos el lujo de manchar el líquido elemento, uno de los manjares que nos identifican. Aunque se enfrió el reflotamiento de la embotelladora que abrió sus puertas en 2008, llevando por slogan el agua de Lebanza, y aunque nadie pierde la esperanza de que vuelva a la actividad en algún momento, mi compañero en la serie de los domingos, el franciscano José Luis Estalayo, que ha vivido el otoño de nuestra montaña como nunca y que busca una respuesta en cada rincón de nuestra tierra a sus inquietudes, quiso saber hasta dónde llegaba de ver

Santa María de Mave

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Al Sur de Aguilar, por la carretera que conduce a Herrera de Pisuerga, se encuentra Santa María de Mave, donde se ubica el monasterio benedictino, reformado en los siglos XVII y XVIII y declarado Monumento Histórico Artístico en 1931. Dependían de este monasterio otros siete monasterios próximos: San Juan de Gormaz, Santa María de Domo David, Santa Eulalia de Villela, San Pedro de Valdecal, Santa María de Mata Repudio, San Juan de Monegro y San Juan de Rebodello. Cuando en 1011 se fundó el monasterio de Oña, el soberano y fundador Sancho García anexiona al mismo, como parte de su dote, el Monasterio de Santa María de Mave, al que pertenecerá hasta la desamortización. Al quedar abandonado en el siglo XIX entra en un lote de tierras que adquiere José Antonio Moral, quien restaura el cenobio y abre un hotel, obras dirigidas por el arquitecto Jesús Castillo y donde se cuidan al máximo todos los detalles, para de algún modo revivir el ambiente monacal que allí se respiró en los siglos p

Tantas pequeñas cosas

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Uno siempre termina por regresar a sus orígenes. Tal y como se está poniendo el mundo, uno lo que celebra de verdad es la independencia de su casa. Que no faltará quién te llame cobarde por hacer lo que haces, con la libertad que de tu adentro clama, con la soledad que todo lo conquista por este norte nuestro tan denostado y tan aislado. Todos esos momentos que se han ido guardando en alguna parte de tu cerebro, vuelven a la memoria, te detienes mil veces ante la misma marca de la piedra, como si estuviera escrito en algún lado el lugar natural que te llenó los ojos. Pero entiendes entonces lo efímero del tiempo, cuando has llegado casi al límite sin haberse resuelto ese misterio de la vida. Y otras pequeñas causas que se han ido perdiendo en ese regreso hacia la despoblación de los lugares. Dónde está, por ejemplo, aquel código interno que tu aprendiste a interpretar sin muchos libros, que te pedía respeto para los demás aunque pensaran diferente, que te empujaba a ayudarles g

San Salvador de Cantamuda

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En este lugar –según cuenta la leyenda- cantó la muda. Desde entonces, San Salvador de Tremaya, se llamó de Cantamuda. También se dice Cantamuga. (79) En los papeles de un largo pleito que tuvo en 1186 Arderico, obispo de Palencia, con Juan, abad de Oña, sobre quién era el dueño de la iglesia de Mieses (Liébana) y de sus fincas y posesiones, se nombra a este lugar como San Salvador del Campo de Muga. El nombre aparece citado asimismo en 1256, en los privilegios de Alfonso X como "San Salvador de Campo de Muga". Cuando una población crecía más que las de los alrededores pasaba a obtener el título de villa y con ello el derecho a alojar a un representante del poder político que ejerciera el derecho de justicia sobre la comarca. El símbolo de ese poder venía representado por el llamado rollo de justicia. En 1541 hay un acuerdo entre Luis Cabeza de Vaca y el Duque del Infantado, por el cual corresponde al obispo la jurisdicción civil del valle de Bedoya y civil y criminal

Buenos golpes de pecho

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No sé quién habla por nosotros en las Cortes castellanas. No sé si hablan, ni sé si sirve para algo lo que hablan. Pero alguien sabrá que aquí hay un puente regulado por semáforos. Lleva así cuatro años, y la carretera otros cuarenta, con unos carteles que aseguran una inversión que jamás se hizo. Una medida inútil, porque si tanto peligro tiene este puente de Vañes debería estar cerrado al tráfico. Hablarás de la carretera, me dicen en los comercios de Cervera. No veo que escribas nada de la carretera, me insisten otros paisanos con los que me tropiezo cuando vuelvo. ¿A quién le preocupa la carretera? ¿A los políticos que dicen defenderos? Estamos cada día más abandonados. Yo tengo intención de volver aquí cuando me jubile, si es que llego, pero a uno viendo lo que ve se le quitan las ganas. Voy a San Salvador a sacar la piedra de la casa. Voy a sacarla yo mismo, con ayuda de un amigo. ¿Dónde tiramos los escombros? Los escombros hay que llevarlos a Herrera de Pisuerga. Y all